Mi piel desnuda y sedienta
se entrega sin reservas a tu tacto,
en un baile que la pasión violenta,
y convertimos el deseo en un pacto
que sellamos con erotismo,
sensualidad y el acto
de amarnos sin pena…
Ella vivía en el mar…
Ella vivía en el mar,
a dos pasos de las olas,
con la voz del viento, la sal,
y el horizonte sin
darle al atardecer un final…