El corazón duele aún más cuando
se finge que el dolor ha pasado,
que la herida ha sanado,
simular una felicidad,
cuando lo único que deseas
es romper a llorar…
Adicto a la soledad…
Cuando te vuelves
adicto a la soledad,
comprendes que no
cualquiera puede
ser compañía…
Me miras y sonrío…
Me miras y sonrío,
siento la caricia de tu alma
navegar rozando mi rostro,
calmas la tempestad de mi
memoria haciéndome olvidar
dolores que ya han quedado atrás;
eres la marea que
sosiega mi intranquilidad…
De nuevo me perdí…
De nuevo me perdí,
cuando con tu recuerdo en
la memoria me encontré…
Me dedicaste el cielo…
Es como si
al marcharte me hubieras
dedicado el cielo lluvioso,
porque desde entonces
el llanto no me deja
y me inundó por dentro…
Sueños nuevos…
Sueños nuevos alentaste,
mismos que con tu marcha derrumbaste,
de nada sirvió tanto anhelo que forjaste
si vacío por completo me dejaste…
Se me caía el mundo…
Se me caía el mundo mientras te
decía que me encontraba bien,
bastante tenías con tus problemas,
para tener en mente los míos,
y así me fui degradando,
desgastando, sin decirte nada,
y de pronto me fui de todo, de todos,
pensando que el mundo sería mejor sin mí…
Cuando el tiempo se detiene…
Cuando el tiempo
se detiene en tus labios
o el eco de las manecillas del reloj
se pierde en tu mirada,
caigo preso de ti
y me percato que soñaba despierto,
la realidad no hacía más
que despedazarme el existir…
Evadía momentos…
Evadía momentos, miradas, caricias,
pensaba que cualquiera
dejaría mi alma dañada,
no deseaba sentimientos que
pudieran volverse adversos,
pero no pude evitar que te colaras
entre los resquicios de mi partido corazón,
le recordaste que valía la pena latir por amor…
Sólo soporto la distancia…
Sólo soporto
la distancia entre nosotros
cuando puedo sentir tu
aliento muy cerca de mis labios,
el redoble de tambores
previo a besarnos…