Cabe tu amor en cada
uno de mis latidos,
lento palpitar que me
hace sentirte dentro
del corazón…
De aquel tiempo…
De aquel tiempo sólo me quedan los recuerdos
que hoy me dejan un halo de tristeza porque te añoro,
porque te anhelo, porque dejar de pensarte no puedo,
y eres residente habitual de mis sueños,
porque en mi corazón vives muy dentro…
Ya no queda nada aquí…
Y después de tanto,
ya no queda nada aquí,
las maletas están hechas,
la felicidad hace tiempo
se ha marchado,
sólo nos resta partir…
Vagaba mi ansiedad…
Vagaba mi ansiedad,
anhelaba que volvieras,
que fingieras que no me
habías dejado de amar
y en tu alma aún me encontraba
en los resquicios de la eternidad,
esos recuerdos quedados
en la memoria a perpetuidad…
Lamento echarte tanto de menos…
Te sueño, despierto,
miro al cielo
y mientras una lágrima
recorre mi rostro,
lamento echarte
tanto de menos…
Vivo en silencio mi tempestad…
Vivo en silencio mi tempestad,
estoy sitiado en la ciudad del abandono,
me domina el miedo constante mientras
pasa el tiempo sin contemplaciones,
me encuentro sepultado en los
temores que me dejaste sin razones,
y en el vacío todavía escucho el eco de tus
pasos marchándose sin darme explicaciones,
llevándote contigo mi vida, mi amor y mis ilusiones…
Pendo de un hilo…
Pendo de un hilo,
no quiero ser ángel
caído de tu corazón
y habitar el infierno
de tu desamor,
ese es mi temor,
que tu sentimiento por
mí llegue a ser menor…
En mis venas te llevo…
En mis venas te llevo,
muy dentro te siento,
no sé si estaremos juntos
durante la eternidad,
pero en los recuerdos
que grabemos,
vamos a perdurar…
La vida me decía…
La vida me decía
una y otra vez que no,
pero sin embargo me arriesgué,
porque tenías lo que siempre
en mi andar busqué…
No volví a sentir amor…
Tenías en tus manos una granada,
un paso en falso y estallaba;
después del error,
mi corazón reventó,
no fue capaz de sentir de nuevo amor…