La pasión chocaba enfurecida contra
el rompeolas de nuestros cuerpos,
el vaivén de las caricias en medio del deseo,
dejando en cada roce, un poco del anhelo,
calmando las ansías que teníamos de poseernos…
En mis suspiros te guardo…
En mis suspiros te guardo,
siempre esperando
que regreses a mi lado…