Dolor que no pasa,
que dentro de mí se acomoda,
que me acongoja,
que la sonrisa me roba
tornando de grises amaneceres mi vida,
llorando cada día tu partida,
sintiendo aún el veneno de tu partida…
Se defiende el amor…
El amor existe
defendiéndose en su trinchera
contra toda indiferencia,
el dolor y lo rotos que vamos
quedando con cada adiós…