Delirio de tu cuerpo,
sueño con que apagues
en mi piel este invierno,
que me cala hasta los
huesos el frío sin tus manos,
y sólo en tus dedos y sus caricias
de hoguera mi alma puede arder…
Perdernos…
Tenernos
y poco a poco perdernos,
una paradoja del corazón,
que grita en silencio
que pronto nos diremos adiós…