Y seguirá siendo ella,
hasta que se sequen los
mares y la tierra se detenga,
cuando no salga más el sol y la
luna su libertad de la tierra obtenga,
hasta que se apague mi memoria
y mi corazón de latir se abstenga…
Mi alma te demanda…
Su olor estaba en mí,
todavía llevaba la esencia del fino rocío
matinal que había impregnado sobre mi piel,
y recordaba cada beso y cada caricia que
hizo que ese aroma se permaneciera ahí,
saciando mi alma, que desde tu marcha,
te demanda…