No había marcha atrás,
nuestro camino estaba por acabar,
teníamos que reemplazar la palabra
<siempre> por <final>,
y esa tarde, de rictus triste,
no la habríamos de olvidar…
Entelequias…
Las entelequias de mi vida,
las situaciones perfectas
con las que soñaba,
siempre eran contigo
como añoranza…