Me enseñaste, poco a poco, a anhelarte,
a suspirarte, a pensarte a cada instante,
todas las noches soñarte,
a echarte tanto de menos y no parar de extrañarte,
¿por qué no me enseñaste a dejar de necesitarte?…
No quiero ser historia pasajera…
No quiero ser parte de tu historia pasajera,
no quiero ser como esas cenizas de un fuego
extinto que fueron arrastradas por el viento al olvido,
en tu corazón quiero ser perenne,
una llama ardiente que no muere…