Tus caricias eran un mar
desbordando deseo,
pasión, calor, un caudal
indómito que nacía
en tus manos y ardía
en las ganas de ti
que tenía mi piel…
Sólo un deseo…
En mi anhelo,
solamente guardo un deseo,
probar nuevamente tus besos…
Pasado herido…
Quise quedarme en tus besos,
pero tu boca fue inasible,
buscabas un corazón temporal,
caricias de paso,
fui una víctima colateral,
de tu pasado lleno de fracasos…
¡Qué ironía!…
¡Qué ironía!
Quien que te
provoca el llanto,
es aquella persona
que podría
sanar la herida…
Me rehúso a dormir…
Una noche más en la
que me rehúso a dormir,
no quiero soñarte de nuevo,
¿pero cómo lo impido,
si no te he conseguido olvidar?…
Quédate esta noche…
Quédate esta noche,
habrán pocas palabras,
pero todo nos lo
diremos con la mirada…
Sólo si vinieras…
Hay un adiós pausado
ahogando mis poemas,
un sentimiento de pena
que sólo se aliviaría
si una vez más vinieras…
Destino a tu lado…
No deseo sólo un momento contigo;
vivo de manera que
cada decisión del presente,
me ponga en el destino de tu mano…
¿Cómo le explico al corazón?…
¿Cómo le explico al corazón,
que esta vida mía es una prisión,
en la que he perdido
el camino y la dirección,
lejos de tus manos que rieguen
sobre mi piel toda su pasión?…
El corazón aguarda…
El corazón todavía aguarda,
con la ilusión de antaño,
los sueños intactos
y la esperanza de que regresarás
en algún momento a mi lado…