Frente al mar me encuentro,
contemplo su inmensidad,
las olas danzan, vienen y van,
pierdo la tranquilidad entre
los susurros de la marejada
que se acerca y me cuestiona
<¿algún día la olvidarás?>…
Las palabras se resisten…
Las palabras se resisten
a ser pronunciadas,
pero hablan alto en el
silencio de las miradas…
Penumbras en mi mente…
Penumbras en mi mente,
se empaña el recuerdo,
opaco vendaval de olvido,
melancólico susurro del pasado…
Mi corazón abierto…
Colores, destellos,
suspiro,
caí en tu amor sincero,
aprovechaste mi
corazón abierto…
Mi cuerpo se pierde entre sombras…
Mi cuerpo se pierde entre sombras,
en la penumbra de la noche,
nuestras siluetas se entrelazan,
en un baile erótico danzan;
las caricias se deslizan sobre la
piel desnuda llenando cada rincón,
despertando sensaciones que explotan
sobre la boca y hacen que en cada roce,
el gemido sea ensordecedor…
Corazones fatigados…
Corazones fatigados
tras amores fallidos,
suspiros contenidos
en silencios perdidos,
caminos que no
se entrelazaron y
culminaron con
destinos separados;
amores que se apagan
y acaban llenos de olvido…
Sin piedad…
Sin piedad, el fuego arde
con desmedida intensidad,
consumiendo todo a su paso,
los sentimientos, el corazón,
las caricias de la piel que al
alma hacen estremecer;
sin piedad, el fuego del adiós arde,
y aún con el paso de los años,
las cicatrices no dejan de doler…
No despertar…
Contemplo la bóveda estelar
sentado frente al mar,
el cielo me invita a soñar,
ojalá a la realidad no
tuviera que despertar…
El corazón se quebranta…
El corazón se quebranta,
el alma se desgarra,
el amor que brillaba entre nosotros,
se terminó por apagar,
el fuego que ardía se consumió,
sólo quedó cenizas de lo que fue,
un intento de olvido que no es y una
herida profunda que no deja de doler…
Turbulento dolor…
Turbulento dolor,
ahoga el recuerdo
del adiós…